martes, 26 de julio de 2016

Hoy os quiero contar recuerdos y aprendizaje durante un electro

Sin duda las nuevas tecnologías avanzan a una velocidad abismal y afortunadamente la ciencia y en especial el sector sanitario son grandes beneficiados. Afortunadamente además de utilizarse para cazar pokemons, la revolución tecnológica aplicada al móvil se ha utilizado para poner en marcha Apps utilizadas por médicos y profesionales para compartir conocimiento en tiempo real y aplicarlo directamente para salvar vidas o actuar en curas de urgencia con un resultado muy satisfactorio.

Aún conociendo la aplicación de toda esta tecnología, debo admitir que cuando me realizaron un electrocardiograma colocándome un móvil sobre el pecho, quedé realmente sorprendido.
No sin evitar recordar mis más de cuarenta años de electros periódicos, que me posibilitan prácticamente para realizar una tesis doctoral sobre su evolución, comenzando por aquellas pesadas máquinas, aquellas impresoras de rodillo con papel cebra, aquellas gomas que rodeaban mis pequeñas muñecas y tobillos, aquellas clavijas enormes para trasmitir los impulsos o aquellas enormes ventosas que durante años fueron evolucionando, mejorando, haciéndose más prácticas y que seguramente seguirán avanzando para facilitar la realización de esas pruebas hoy tan cotidianas.
El pararme a pensar en esa evolución tecnológica me conduce también a recordar aquellos momentos, aquellos minutos que siempre eran diferentes, siempre eran para mi de gran valor y siempre eran parte de mí, parte de otro mundo, de ese mundo de imaginación, de ese mundo exclusivamente mío.

En mi primer electro, entraba en lo desconocido, pero siendo un niño solo puedes entrar en un lugar de fantasía, quizás mis padres, observandome tomado pkr tanto cable, estaban asustados, nerviosos e intranquilos, dominados por la incertidumbre del resultado.
Yo, en cambio, estaba expectante, receptivo, abstraído por aquellos médicos de bata blanca, para mí, dioses de sabiduría y por tanto, atento, muy atento a sus explicaciones.
Lo único que conocía de aquellas pruebas es que todos esperaban que salieran bien, y por eso, quizás por eso mi máxima obsesión es hacer bien todo lo que me decían para que la prueba saliera perfecta. Esa ignorancia sobre el electrocardiograma me llevo a respirar profundamente cuando se me indicaba, a aguantar el aire, a relajarme, a estar tranquilo porque aquellos doctores así me lo pedían con voz suave y amable, haciéndome sentir el centro del universo, haciéndome responsable y protagonista de que el corazón latiera perfectamente.

Aquella respiración profunda, aquel silencio, aquel mirar mi interior intentando escuchar los latidos de mi corazón, aquella búsqueda de paz, me llevaban sin duda a un mundo dulce, calmado, como si analizara mi cuerpo por dentro.

A medida que me fui haciendo mayor, iba realizando aquellas pruebas de forma periódica, con aparatos cada vez más modernos, y sin embargo yo continuaba aprovechando aquel espacio de tiempo, cada vez más reducido, continuaba respirando y buscando mi interior, encontrando la calma, llegando a abstraerme del mundo exterior, a sentir, a oír mi interior, imaginando las conexiones entre mi cerebro, mi estómago, mi corazón, mi piel y mi alma.

Esa respiración profunda que te calma, que te enseña que todo lo que eres está ahí, sobre esa camilla y conectado a una máquina, esa calma que detiene el reloj y convierte ese minuto en infinito, y te reproduce vivencias, historias y fantasías que necesitaría miles de horas para contar.
Desconozco como ni porque el cerebro reproduce en tan poco tiempo miles de secuencias, ni como te reconduce, anula tus sentidos exteriores, desconozco como la respiración profunda, pausada y la búsqueda de tu interior te llevan a esa sensación tan extraña y a la vez tan agradecida.

Quizás ese aprender a respirar y a pensar hacia dentro me han enseñado como vivir hacia fuera, sabiendo que lo realmente importante está justo en nuestro interior.

Os ánimo a que si algún día os hacéis un electro, no os centréis en los cables, aprovechad esa necesidad de respirar en calma para encontraros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario